Dejamos nuestras huellas genéticas por donde pasamos, como
pelos dejados en el metro o saliva en una taza de café. Así que podrías pensártelo dos veces la próxima vez antes de que tires un chicle o una colilla en
un sitio público.
Una artista de Nueva York, Heather Dewey-Hagborg, recoge
objetos que puedan contener ADN, y lo extrae para crear una rostro en 3-D, que
podría parecerse a ti. En su proyecto ''Stranger Visions'' (Visiones de
desconocidos) crea esculturas de caras con un poco de material genético que
encuentra en la calle.
''Quieres algo que sea relativamente nuevo'' comenta la
artista. ''Nada que haya sido pisado o que parezca que haya estado allí años
atrás''.
''De una colilla, puedo conocer de dónde son los antepasados
de alguien, su género, el color de ojos, de pelo, la tez, si tiene pecas, su
tendencia a ser obeso y una cantidad de dimensiones de la cara con mucha
certeza'', comenta.
Cuando obtiene la secuencia de información, tarda unas ocho
horas para que se imprima una de las caras en 3-D de Dewey-Hagborg en su
estudio.
Todo el proceso lo sube a su blog, y podéis ver cómo lo hace
en el siguiente vídeo.
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