miércoles, 28 de agosto de 2013

¿Dices muchos refranes, pero no sabes de dónde provienen?

Un refrán es un dicho popular que se ha ido diciendo a lo largo de los tiempos, con un significado especial. A continuación unos cuantos refranes y sus orígenes.
Más sabe el diablo por viejo, que por diablo
Ojos que no ven, corazón que no siente: no se sufre por lo que no se sabe.

A cada cerdo le llega su sanmartín: a todos les llega el momento de padecer. Se dice que ‘’sanmartín’’ era el nombre que se le dio a un cuchillo que se utilizaba para cortar a los cerdos.

Al mal tiempo buena cara: aunque todo vaya mal, hay que seguir adelante.

A falta de pan, buenas son tortas: no siempre se tienen todo lo que se desea, y hay que conformarse con lo que se tiene.

A lo hecho, pecho:admitir la responsabilidad de un hecho.

Agua que no has de beber, déjala correr: no hay que almacenar cosas que no se necesitan.

Al pan, pan y al vino, vino: llamar a las cosas por su nombre, sin ambigüedades.

Al que madruga, Dios lo ayuda: cuanto antes se haga una cosa, mejor irá.

Andar de capa caída: estar desanimado. Cuando los hombres usaban capa, tenerla caída hacia un lado, era tener mal gusto.

Armado hasta los dientes: antiguamente los piratas y corsarios, para tener las manos libres, llevaban los cuchillos en la boca.

Roma no se hizo en un día: el éxito no se consigue de un día para otro, se necesita tiempo y paciencia, como ocurrió con el Imperio Romano.

Hablar hasta por los codos: hablar mucho, sin sentido. Se dice lo de los codos porque además gesticula con sus manos al hablar.

Hacer buenas migas: forjar una amistad. Se dice de la calidad uniforme que tienen que tener la miga de dos panes para preparar un plato llamado migas.

Hacer la vista gorda: no querer ver algo, cuando en realidad se ha visto todo.

Hay gato encerrado: cuando hay una razón secreta y se sospecha. En la Edad Media, los monederos se hacían con piel de gato y se llevaban escondidos en la ropa.

Santa Rita, rita, rita, lo que se da no se quita: una doncella le pidió un novio a Santa Rita, que concedía deseos milagrosos. Ésta le concedió el deseo, pero cuando el novio se arrepintió, la doncella fue la que le dijo esta frase a Santa Rita.

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